Cuando
alguien pregunta para que sirve la filosofía, la respuesta debe ser
agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz.
La filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido.
La filosofía sirve para entristecer.
Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía.
“Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa.
Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en todas sus formas.
¿Existe
alguna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica
de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin?
Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer.
Denunciar
en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también
la asombrosa complicidad de las victimas y de los autores.
En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo.
Hacer
hombres libres, es decir, hombres que no confunden los fines de la
cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión.
Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento.
Vencer lo negativo y sus falsos prestigios.
¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?
La
filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de
desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el
fracaso de la filosofía.
Por muy grandes que sean la estupidez y la
bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en
cada época, les impide ir todo lo lejos que quisieran…pero ¿quién a
excepción de la filosofía se lo prohíbe?”
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